20 noviembre, 2005

Café Nostalgia-Zoé Valdés

Café Nostalgia tiene dos escenarios principales, La Habana y París (“París ha sido mi cuartel, La Habana mi idilio”, dice Marcela, la protagonista) y básicamente es la vida y los recuerdos de una exiliada a la que le angustia la fama, que se esconde de ella y a veces, también, de los sentimientos de culpa que la persiguen, debido a un pasaje dramático que vivió durante su adolescencia. Pero ese pasado continúa ahí, tocando su puerta, (por más que ella se esconda y se refugie en la literatura de Proust) encarnado en Samuel, otro exiliado cubano algunos años menor que ella y que acaba de salir de la isla, refrescando toda su vida en Cuba y cuestionando su vida en París. La vida de Marcela es también la vida de sus amigos, de las decisiones de cada uno por permanecer en “aquella isla” o salir de ella, de sus relaciones muchas veces telefónicas, de su miedo a enviarles las cartas que les escribe, de las costumbres que todo “aquel-isleño” lleva cargando a cuestas por el mundo, como un caracol, de los olores y sabores de la Habana que permanecen en ellos a pesar de la distancia. La historia de Marcela y sus amigos es la búsqueda de un lugar en el mundo donde poder sentirse como en casa, sabiendo de antemano que eso no sucederá más en un lugar: el que han decidido dejar atrás. No he leído otros libros de Zoé Valdés sobre el mismo tema (Sólo he leído Lobas de Mar) y si bien este libro no se puede llamar autobiográfico en toda su extensión, por lo menos lo parece, pues creo resume muchos de los sentimientos y pensamientos de la propia autora respecto a su exilio y respecto a “aquella isla” a la que ha tenido que dejar. He hecho una relectura de la novela, ya que la primera vez lo que más me gustó es que conjunta en una sola novela dos de mis ciudades favoritas, pero creo que no es una novela que de mucho juego para una segunda lectura. Es una novela, eso sí, fácil de leer, rápida y que quizá guste a aquellos que se sientan identificados con la protagonista, ya sea en su pasión por Proust, en su exilio, en su amor por las dos ciudades, o en ciertas neurosis que la hacen recluirse y sumirse en un autismo justo cuando parece haber encontrado algo, ya sea fama, reconocimiento, una profesión que le gusta, o un amor.