29 octubre, 2005

La casa de la Alegría (Edith Warthon)

Lily Bart es una hermosa huérfana que espera que su belleza y exquisitas maneras le recompensen con un marido bueno y rico. Sin embargo, a pesar de que los hombres más ricos de la sociedad neoyorkina en la que se mueve Lily son capaces de matar y morir por ella, su indecisión, (y por qué no decirlo, una dignidad poco entendida) la hacen tropezar a cada momento, generando a su paso rumores maledicientes, intrigas y fracasos en sus esperanzas de conseguir sus propósitos. Conforme baja poco a poco los escalones de su nivel social, en lugar de subirlos como se esperaba de su belleza y sus modales, Lily comienza a darse cuenta que esa belleza y esos modales no son suficientes para lograr sus objetivos. La búsqueda de la perfección a su alrededor, tanto en ambiente, momentos, y formas, chocan de frente con las frías y cínicas maquinaciones de sus amigas. Lily Bart parece vivir en un mundo irreal y hermoso, sincero e incólume que no tiene nada que ver con las intrigas cotidianas de su círculo social. Las virtudes de Lily Bart se convierten entonces en sus enemigas más acérrimas; una mujer que cree tener todas las armas en la mano termina por darse cuenta de que su belleza y delicadeza no son suficientes para mantenerla en pie. Sin embargo, su pérdida de inocencia, causada por los duros golpes que va recibiendo, llega demasiado tarde: Lily Bart no puede salir ya de ese torbellino que la atropella, tampoco puede levantarse, no puede aspirar a vivir en la verdad, pero tampoco puede ya aspirar a vivir en la opulencia. Y asi, el trecho se va cercando poco a poco a la protagonista, llevandola a la tragedia inevitable.

Por cierto, todavía no sé porque la novela tiene ese título, “la casa de la alegría”. Luego de mucho pensarlo, supuse que se debía a los casinos y al bridge, pero aún cuando la protagonista tiene cierta tendencia ludópata, no me queda muy claro que eso sea el eje central de sus vicisitudes. Si me pongo a pensar, por ejemplo, en Dostoievski y El jugador, o 24 horas en la vida de una mujer, de Stefan Zweig, me doy cuenta que el retrato de Lily Bart o no se corresponde con el de una jugadora, o simplemente se trató de suavizar. No sé realmente si está malogrado el personaje en ese aspecto, pero la critica total y feroz de Edith Warthon hacia la sociedad neoyorquina de finales de siglo XIX es por lo menos, interesante, ya que, como vimos en La edad de la inocencia, Warthon no se conforma con describirla minuciosamente, sino se empeña en demostrar que la hipocresía y la doble moral de la sociedad termina por ser un arma en contra de los individuos y de su felicidad personal.

2 Comments:

At 10:45 a. m., Blogger bloggrez said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

 
At 11:59 p. m., Blogger Maria Angelica Franco Frias said...

Vi la pelicula sobre el libro y me impresiono mucho, felicitaciones por reseñarlo en su blog.

 

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