11 octubre, 2005

La vuelta a la infancia de Marisa Madeiri (Verde Agua)

Verde agua es una mirada al pasado, una reflexión sobre la vida, la que fue y la que es ahora, sin detenerse a pensar en la incertidumbre de un futuro que se conoce difícil. Marisa Madeiri, (esposa de Claudio Magris, también escritor), nacida en uno de esos territorios que pertenecen a un país y un día amanecen siendo de otro. Fiume, su ciudad natal, fue italiana hasta que Tito creo ese imperio ahora desmoronado llamado Yugoslavia. Entonces muchos de los habitantes de Fiume iniciaron el éxodo hacia Trieste, en donde Marisa y su familia vivieron como refugiadas.

Marisa tuvo una larga, muy larga enfermedad (murió de cáncer en 1996) y escribió esta especie de “diario retroactivo” durante uno de los periodos en que la enfermedad remitió, entre 1982 y 1983. En estas páginas recuerda momentos puntuales de su infancia, su relación con su familia, la pobreza en que vivieron, el recuerdo de una abuela materna dominante, de una madre amorosa y sacrificada, los paisajes nuevos para ella, el aislamiento en el que vivió el resto de su infancia (al salir de Fiume a Trieste); todo este pasado bajo el prisma, las pinceladas cortas pero eficaces de su vida en el presente de la narración: sus hijos, su lucha por las mujeres más desprotegidas, su amor y compasión por cualquier forma de vida por pequeña que sea, y su serenidad ante la muerte, ante su propia muerte.

Este diario es como un enfrentamiento de Marisa hacia lo que fue su vida, lo que es, y lo que no se dice, esto es, lo que será. Tiene momentos muy dolorosos, casi trágicos, pero recordados con una fortaleza que parece ser el resultado de la soledad, el aislamiento, el exilio, pero sobre todo, por el amor que tiene a su familia, que la mantiene de pie y con una tranquilidad asombrosa hasta el último momento.

Vale mucho la pena leer el Posfacio, de Claudio Magris, para adentrarse en la personalidad de esta mujer; nadie como él la conocía y es como ver una misma cosa a través de dos cristales diferentes, el de ella misma, y el de su marido, el de un presente que recuerda a su pasado y el de un futuro inexorable que ya ha llegado y que permite a su esposo reflexionar sobre la escritura de su esposa, de su vida, de su actitud ante la muerte, sobre su corta carrera literaria, corta pero sin ninguna prisa, y que le ha valido ante la crítica la calificación de “clásica contemporánea”.